Origen y LLegada de la Masonería a México.


 La masonería, una fraternidad con raíces que se remontan a las antiguas corporaciones de constructores de catedrales en Europa, llegó a México en un contexto de gran agitación política y social, trayendo consigo sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad. A lo largo del siglo XIX, esta institución jugaría un papel fundamental en el devenir de la historia de México, influyendo en los movimientos independentistas, las reformas liberales y la construcción de una nación soberana.

Cómo llegó la masonería a México

La llegada formal de la masonería a México se sitúa a finales del siglo XVIII, durante los últimos años del dominio español. A través de españoles liberales, criollos y europeos que se encontraban en el Virreinato de la Nueva España, los ideales masónicos comenzaron a circular entre las élites ilustradas, muchos de los cuales veían en la masonería una vía para impulsar reformas sociales y políticas en contra del absolutismo colonial.

Uno de los factores que propició la expansión de la masonería fue el intercambio de ideas entre América y Europa, fomentado por la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos. Ambos eventos, cargados de ideales liberales, inspiraron a muchos en América Latina, incluyendo México, a buscar su emancipación del colonialismo. Las primeras logias masónicas en el país fueron fundadas por militares, intelectuales y comerciantes que habían viajado a Europa y regresaban con el deseo de aplicar los principios ilustrados a la realidad mexicana.

Primeras logias masónicas en México

La primera logia masónica formalmente establecida en México fue la "Logia de la Concordia", fundada en 1806 en Veracruz. Esta logia fue impulsada por militares españoles y criollos que compartían los ideales de libertad y autogobierno. Sin embargo, la masonería permaneció en gran medida clandestina durante el dominio español, ya que la Iglesia Católica y las autoridades coloniales veían a la fraternidad con recelo, asociándola con el liberalismo y las ideas revolucionarias que desafiaban el orden establecido.

Con el inicio de la lucha por la independencia en 1810, la masonería comenzó a jugar un papel más activo. Muchos de los líderes independentistas, como Miguel Hidalgo y José María Morelos, estuvieron influenciados por los ideales masónicos, aunque no hay evidencia clara de que fueran masones formales. Sin embargo, es en la etapa posterior a la independencia donde la influencia masónica se hace más evidente, especialmente durante el establecimiento de la primera república mexicana.

Impacto de la masonería en los movimientos políticos y sociales del siglo XIX

Tras la consumación de la independencia en 1821, la masonería emergió como una fuerza política significativa en México. Durante la primera mitad del siglo XIX, dos grandes corrientes masónicas dominaron el panorama político: los yorkinos y los escoceses. Las logias yorkinas, de tendencia liberal y pro-republicana, apoyadas por Estados Unidos, promovían un México independiente con un sistema de gobierno federalista y democrático. Por otro lado, las logias escocesas, de influencia española, defendían un gobierno centralista y conservador, vinculado a las tradiciones coloniales.

Estas rivalidades masónicas marcaron profundamente la vida política del país. Muchos de los presidentes y líderes políticos del México independiente fueron masones. Vicente Guerrero, quien fue clave en la consolidación de la independencia, estuvo vinculado a la masonería, al igual que Guadalupe Victoria, el primer presidente de la República Mexicana.

A lo largo del siglo XIX, la masonería continuó siendo un motor de cambio en México, jugando un papel central en las reformas liberales de la década de 1850, encabezadas por Benito Juárez, uno de los masones más ilustres de la historia mexicana. Las Leyes de Reforma, que separaron la Iglesia del Estado y establecieron un sistema laico, fueron impulsadas por liberales que veían en los principios masónicos un camino hacia la modernización y progreso del país.

La masonería llegó a México en un momento clave de su historia, trayendo consigo ideas que ayudaron a dar forma a la lucha por la independencia, las reformas liberales y la creación de un Estado moderno. Desde sus primeras logias, esta fraternidad ha ejercido una influencia profunda en los movimientos políticos y sociales del siglo XIX, dejando una huella indeleble en la historia del país. Los ideales masónicos de libertad, igualdad y fraternidad resonaron con fuerza en los corazones de aquellos que soñaban con un México soberano, justo y progresista.

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