La Muerte, la Masonería y la Filosofía.



Dentro de la masonería, la muerte no se percibe como un final absoluto, sino como una transición o transformación. En el simbolismo masónico, la muerte tiene una relevancia profunda y está representada en diversos grados y rituales, destacándose especialmente en el Tercer Grado, conocido como "Maestro Masón". Este grado muestra un rito de paso en el que se escenifica simbólicamente la muerte del Hiram Abif, el arquitecto del Templo de Salomón, para ilustrar la idea de la inmortalidad del espíritu y la continuidad de los ideales. El masón es enseñado a no temer a la muerte, sino a verla como una liberación y un paso hacia un estado de conciencia superior, fiel a la creencia en un Gran Arquitecto del Universo.

Desde una perspectiva masónica, la muerte también funciona como recordatorio de la impermanencia de la vida material y la necesidad de concentrarse en la virtud, el conocimiento y el desarrollo de una vida ética. Esto genera en los masones un respeto profundo por la existencia y un deseo constante de contribuir a la mejora de la sociedad, sabiendo que sus actos trascenderán su propia vida.

La Muerte y la Sociedad

La sociedad moderna, particularmente en Occidente, suele evitar o minimizar el tema de la muerte, viéndola como un tabú. Sin embargo, a pesar de esta evasión, la muerte se convierte en un poderoso motor que impulsa la cultura y la conducta humana. En términos psicológicos y sociológicos, el miedo a la muerte, o "miedo existencial", impacta en la manera en que las personas valoran sus logros, acumulan bienes materiales y persiguen una supuesta “inmortalidad” a través de su legado.

En contraste con la perspectiva masónica, la sociedad tiende a dar más importancia a la vida material que a la trascendencia del espíritu, lo que lleva a una visión de la muerte como un fin absoluto. A menudo, la preparación para la muerte no es una prioridad y puede dejarse de lado hasta el último momento. Sin embargo, este temor es el origen de innumerables manifestaciones culturales y religiosas que buscan mitigar la ansiedad ante lo desconocido, evidenciando cómo la muerte moldea nuestras costumbres, ritos y valores sociales.

La Muerte y la Filosofía

La filosofía, por su parte, ha abordado el concepto de la muerte como una de las cuestiones centrales de la existencia humana. Filósofos como Sócrates, Platón y, posteriormente, Heidegger y Sartre, han argumentado que la muerte otorga un sentido de propósito a la vida. Heidegger, en particular, plantea en su obra Ser y Tiempo que la conciencia de la muerte nos enfrenta a la necesidad de vivir de forma auténtica y comprometida, reconociendo que la finitud es lo que da sentido a cada momento de la existencia.

La filosofía cuestiona el temor a la muerte desde la razón, argumentando que este es un miedo irracional en tanto que la muerte misma no es experimentable. En lugar de vivir con el temor a lo inevitable, filósofos como Epicuro proponen vivir plenamente, entendiendo que la muerte es una ausencia de dolor y sufrimiento. Esto tiene resonancia en la masonería, donde la muerte es un proceso natural, y vivir de acuerdo con los principios y valores morales es lo que realmente da sentido y propósito a la existencia humana.

Comparación y Conclusión

En comparación, la masonería y la filosofía ven la muerte como un tránsito o una liberación, mientras que la sociedad a menudo la percibe con temor e incertidumbre. La masonería, como camino espiritual, encuadra la muerte dentro de un marco simbólico y ritual que invita a la introspección y a la mejora constante, mientras que la sociedad occidental moderna a menudo evade este tema hasta el último momento. La filosofía, en cambio, ofrece una perspectiva analítica que busca comprender y resignificar la muerte, dándole un sentido a la existencia en la vida presente.

En conclusión, estas tres perspectivas sobre la muerte revelan una dualidad entre lo material y lo trascendental. La masonería y la filosofía coinciden en la importancia de vivir una vida de virtud, reflexión y propósito, superando el miedo a lo desconocido, mientras que la sociedad moderna podría beneficiarse de una apertura y aceptación de la muerte como una parte natural de la vida humana.

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