Hablar de tolerancia es como hablar de una brújula que nos guía en un mundo diverso y, a veces, caótico. En la Masonería, este concepto no solo es una virtud, sino una herramienta fundamental para la construcción de un espacio donde las diferencias no nos separen, sino que nos enriquezcan. Pero, ¿cómo se refleja la tolerancia en la vida masónica, la sociedad y la filosofía? Vamos a explorarlo con un lenguaje sencillo y directo.
La Tolerancia en la Masonería: Más que una Virtud
Cuando cruzamos las puertas del Templo, uno de los primeros aprendizajes es que debemos dejar nuestros prejuicios afuera. La Masonería reúne a personas de distintas creencias, ideas políticas y culturas bajo un principio básico: el respeto mutuo. La tolerancia no significa estar de acuerdo en todo, sino aprender a escuchar y valorar las perspectivas de los demás.
En las discusiones de Logia, por ejemplo, puede haber desacuerdos, pero el deber de cada masón es abordar estas diferencias con paciencia y humildad, siempre buscando el bien común. Así, la Masonería no solo predica la tolerancia, sino que la practica como un ejercicio constante de fraternidad.
La Tolerancia en la Sociedad: Una Lección Pendiente
Ahora, llevemos este principio al mundo exterior. ¿Cómo vamos como sociedad en temas de tolerancia? Seamos honestos: nos falta camino por recorrer. En un mundo donde las redes sociales amplifican las diferencias y los conflictos, es fácil caer en la polarización.
Pero aquí es donde podemos aprender de la Masonería. Imagínate qué diferente sería el mundo si, en lugar de gritar nuestras opiniones, nos tomáramos el tiempo de escuchar al otro, incluso cuando no estamos de acuerdo. La tolerancia en la sociedad no es solo aceptar que los demás piensen distinto, sino esforzarnos por entender sus razones y buscar puntos en común.
La Tolerancia en la Filosofía: Una Virtud Necesaria
La filosofía, desde sus inicios, nos ha invitado a reflexionar sobre la tolerancia como una virtud que trasciende el mero "aguantar". Para filósofos como Voltaire, la tolerancia es la base de la paz, mientras que Kant la considera esencial para el respeto mutuo. No se trata de tolerar pasivamente, sino de un compromiso activo por convivir en armonía.
En este sentido, la filosofía nos enseña que la tolerancia no es un signo de debilidad, sino de fortaleza: requiere de madurez para aceptar que no tenemos todas las respuestas y que las diferencias son oportunidades para crecer.
Construyendo un Mundo Más Tolerante
La Masonería, la sociedad y la filosofía nos ofrecen lecciones complementarias sobre la tolerancia. En la Logia aprendemos a convivir con respeto, en la sociedad buscamos maneras de superar las divisiones, y en la filosofía encontramos el marco para entender por qué la tolerancia es fundamental.
La próxima vez que te enfrentes a una opinión distinta o a una situación que desafíe tu paciencia, pregúntate: ¿qué puedo aprender de esto? Porque al final, la tolerancia es el arte de construir puentes donde otros ven muros.
¿Qué opinas? ¿Cómo crees que podemos aplicar la tolerancia en nuestra vida diaria? Comparte tu reflexión y sigamos construyendo juntos.
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