La Masonería en un Mundo de Información Superficial




Vivimos en la era de la inmediatez. Noticias de último minuto, redes sociales repletas de información (y desinformación), opiniones rápidas y juicios instantáneos. Nunca hemos tenido acceso a tanta información, pero, paradójicamente, tampoco hemos estado tan lejos de la verdadera comprensión. En este contexto, la masonería se erige como un faro de sabiduría, invitando a sus miembros a un arte casi olvidado: la reflexión profunda.

La Era de la Superficialidad: Un Reto para el Pensamiento Crítico

Cada día nos enfrentamos a un aluvión de datos, titulares llamativos y argumentos simplificados. La inmediatez nos empuja a reaccionar sin analizar, a aceptar sin cuestionar y a formar opiniones basadas en impulsos más que en razonamientos. ¿Dónde queda la capacidad de discernir? ¿Dónde se esconde la búsqueda genuina del conocimiento?

Aquí es donde la masonería demuestra su vigencia y relevancia. A través de sus símbolos, rituales y enseñanzas, esta antigua institución no solo preserva el conocimiento, sino que también cultiva una disciplina mental esencial: el pensamiento crítico.

La Masonería: Un Espacio para la Reflexión y el Discernimiento

La masonería no da respuestas inmediatas, ni ofrece verdades absolutas. Por el contrario, invita a la introspección y al cuestionamiento constante. En sus logias, el masón se encuentra con símbolos que requieren interpretación, con alegorías que demandan un análisis pausado y con diálogos que fomentan el debate respetuoso.

El silencio en la logia, por ejemplo, no es ausencia de comunicación, sino una invitación a la contemplación. La escuadra y el compás no son simples herramientas, sino guías simbólicas que nos enseñan a medir nuestras acciones y a trazar caminos con rectitud y mesura.

Del Conocimiento a la Sabiduría: Aplicando la Reflexión en la Vida Diaria

El pensamiento crítico no solo es útil en la logia, sino en la vida cotidiana. Un masón, formado en la reflexión, se convierte en un individuo que no acepta verdades impuestas sin antes analizarlas. Es alguien que aprende a distinguir entre lo real y lo aparente, entre la manipulación y la información veraz.

Al aplicar los principios masónicos, el individuo desarrolla una mente serena, capaz de escuchar antes de hablar, de analizar antes de decidir y de cuestionar antes de aceptar. En un mundo donde las opiniones se fabrican en minutos, el masón es un buscador de verdades profundas.

 Recuperar el Arte de Pensar

La masonería, en su esencia, es una escuela de pensamiento crítico. Nos enseña que la verdadera sabiduría no radica en saber mucho, sino en saber discernir. En un mundo donde la velocidad prima sobre la profundidad, el masón es aquel que elige el camino de la reflexión antes que el de la reacción.

Así que la próxima vez que te enfrentes a una noticia impactante, a un titular alarmante o a una verdad que parece inamovible, detente un momento. Observa, analiza y reflexiona. Tal vez ahí, en ese instante de pausa, descubras el verdadero arte del pensamiento masónico.

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