El vientre simbólico donde renace el ser.
En masonería, es común escuchar el término “madre logia”. A primera vista, podría parecer una simple formalidad para referirse a la logia donde uno fue iniciado. Pero en realidad, detrás de ese título hay una profunda carga filosófica, espiritual y esotérica que nos conecta con una de las figuras más poderosas del inconsciente colectivo: la madre.
¿Pero qué tiene que ver una logia con una madre? Mucho más de lo que parece.
La logia como matriz simbólica
La madre es quien da vida, protege, alimenta, educa y guía en los primeros pasos. De manera análoga, la logia es el lugar donde el iniciado "nace a la luz", donde empieza su camino de transformación, donde se le da alimento simbólico, enseñanza moral y herramientas espirituales para pulir su piedra bruta.
No es casual que el proceso iniciático tenga tantas similitudes con un nacimiento: se entra vendado (en la oscuridad), se atraviesan pruebas, y finalmente se renace en la luz del conocimiento. La madre logia es entonces el útero simbólico, el espacio cerrado, sagrado y oscuro donde se gesta una nueva conciencia.
Similitudes filosóficas y espirituales
Desde una perspectiva filosófica, tanto la madre como la logia son fuentes de origen. Ambas representan el inicio de un proceso: la vida biológica en un caso, y la vida iniciática en otro. Ambas nos invitan a aprender, a crecer, a madurar. Y ambas esperan, tarde o temprano, que nos pongamos de pie y caminemos por nuestra cuenta.
Desde un punto de vista espiritual, la madre nutre con amor, y la logia con sabiduría. Ambas transmiten sin imponer, acompañan sin controlar, y educan sin castigar. Nos enseñan el valor de la paciencia, la constancia, la humildad y el sacrificio.
El esoterismo de lo maternal
En muchas tradiciones esotéricas, la figura de lo femenino está asociada al misterio, a la tierra, a lo oculto y a la sabiduría ancestral. La logia —espacio cerrado, orientado, lleno de símbolos y ritos— también encarna esa dimensión de lo oculto que sólo se revela a quien está dispuesto a buscar.
La "madre logia" no es solo un lugar físico; es una entidad viva, una conciencia colectiva compuesta por hermanos y hermanas unidos por un ideal. Es el arquetipo del refugio y del aprendizaje. Es, en cierto modo, una manifestación de la Gran Madre Universal, presente en muchas cosmovisiones antiguas: Isis, Deméter, la Pachamama, la Virgen Negra.
¿Y después de la madre?
Así como ningún hijo debe vivir eternamente en casa, ningún masón debe quedarse estancado en su madre logia. El propósito de una madre es que el hijo madure, crezca, explore, y regrese no como dependiente, sino como alguien que puede compartir lo aprendido.
Honrar a la madre logia no es sólo recordar de dónde venimos, sino ser coherentes con los principios que allí se nos enseñaron. Es construir el templo de nuestra vida con los planos simbólicos que recibimos allí por primera vez.
La madre logia es más que una etiqueta: es un símbolo profundo de origen, cuidado, crecimiento y propósito. Y como toda madre, espera de nosotros no adoración ciega, sino acción consciente.
Porque quien honra a su madre, no lo hace con palabras… sino con la vida que elige construir.
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