"Matrix" y la masonería:

 

Despertar en un mundo de símbolos

Sí, hermano. Has leído bien. Hoy vamos a hablar de The Matrix… esa película de ciencia ficción que todos vimos a finales de los 90 (algunos con gafas de sol puestas en interiores, admitámoslo). Pero si la viste solo como un filme de acción cibernética con efectos especiales y kung-fu digital, te perdiste algo importante.

Porque Matrix no es solo una película. Es una alegoría iniciática. Un espejo simbólico del trabajo que hacemos en logia. Y sobre todo, es una crítica brutal —y muy actual— al mundo profano en el que vivimos, dormidos pero convencidos de estar despiertos.

Así que pongámonos los guantes (negros) y miremos esta obra desde la lupa masónica.

La filosofía del despertar

Neo vive atrapado en una ilusión. Todo lo que conoce —su trabajo, su rutina, su identidad— es una simulación. Vive en un sistema que le dicta qué pensar, qué consumir, qué temer y a qué obedecer.

Pero algo en su interior no encaja. Siente que hay algo más. Que el mundo no es lo que parece. Y empieza a buscar.

¿Te suena?

Esa inquietud interior también fue nuestro punto de partida. Todos llegamos a la masonería porque algo en la realidad profana nos parecía... hueco. Algo no cuadraba. No sabíamos bien qué, pero lo presentíamos.

Y entonces apareció Morfeo.

El rito iniciático y el camino del iniciado

Morpheus —nuestro maestro de ceremonia virtual— le ofrece a Neo dos opciones: la pastilla azul para seguir dormido en el sistema, o la pastilla roja para despertar y ver la verdad, cueste lo que cueste.

Esa escena no es otra cosa que un rito de iniciación simbólico. El paso del mundo profano al mundo simbólico. El ingreso a una nueva dimensión donde nada se da por hecho y todo debe comprenderse desde dentro.

Tomar la pastilla roja es aceptar el trabajo de pulirse, de conocerse, de romper el molde.

Y ojo: el despertar no es placentero. La verdad no es cómoda. Neo sufre, duda, falla. Tiene que reconstruirse. Exactamente como nosotros, cuando nos enfrentamos a nuestras propias sombras.

Matrix como alegoría esotérica

Matrix está cargada de simbolismo hermético y gnóstico. El mundo material es una ilusión (maya, dirían los hindúes), y solo despertando la conciencia puedes ver la verdadera realidad.

El Oráculo, el Arquitecto, los Agentes, Sión... Todo tiene una lectura oculta.

  • Neo es el iniciado, el "elegido", no porque tenga poderes, sino porque elige salir de la ignorancia.

  • Morpheus es el guía, el maestro.

  • La Matrix es el sistema de condicionamientos sociales, culturales, religiosos y económicos que nos mantiene “conectados” pero vacíos.

  • La Libertad no se da, se conquista. Y se paga cara.

El trabajo iniciático es exactamente eso: desconectarse del sistema simbólico que nos atrapa, y construir una nueva conciencia.

Crítica político-social: el rebaño feliz y el control invisible

Uno de los mensajes más fuertes de Matrix es que el sistema no necesita que creas en él; solo necesita que no lo cuestiones.

Los humanos están felices en su jaula porque no saben que están en una. No necesitan barrotes: tienen entretenimiento, comodidad, consumo... y miedo. Mucho miedo a perder lo poco que tienen.

Cypher, el traidor, lo deja claro: prefiere un filete falso pero sabroso que una vida difícil en la verdad. ¿Cuántos fuera de la logia viven así? ¿Cuántos masones también?

Matrix nos pregunta sin rodeos:

¿Quieres la verdad... o prefieres seguir en tu zona de confort?

La masonería no promete felicidad fácil. Promete libertad interior, conciencia y responsabilidad. Y eso —como bien muestra Matrix— no es para todos.

la verdadera elección

La pregunta que plantea Matrix es profundamente masónica:

¿Estás dispuesto a dejar atrás las ilusiones, incluso las que te hacen sentir seguro, para buscar la verdad?

No basta con ingresar a la logia, ponerse un mandil y recitar palabras. La iniciación real ocurre cuando te desconectas de tu programación interior: el ego, la ignorancia, el miedo, el dogma.

En un mundo diseñado para que no pienses, ser masón es un acto de rebeldía.

Así que, hermano, la próxima vez que revises tus símbolos, tus juramentos, tus silencios… recuerda a Neo. Y pregúntate:

¿Tomaste la pastilla roja de verdad… o solo estás jugando a ser libre dentro de otra Matrix más elegante?

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