Tres Enemigos de la Masonería

Sombras que desafían la luz

La masonería, como institución filosófica y espiritual dedicada al perfeccionamiento del ser humano y la construcción de una sociedad más justa, ha tenido desde sus orígenes no sólo aliados, sino también enemigos persistentes. No se trata de enemigos personales o políticos, sino de fuerzas conceptuales y culturales que atentan contra sus principios fundamentales.

Hoy hablaremos de los tres enemigos más persistentes de la masonería: la ignorancia, el fanatismo y la tiranía. Estos no sólo son obstáculos para el masón individual, sino para el progreso social y el despertar de la conciencia colectiva.

1. La ignorancia: el velo que cubre la verdad

La ignorancia no es simplemente falta de información, sino una actitud de apatía hacia el conocimiento, una negación de la búsqueda de la verdad. Es uno de los principales enemigos porque impide que el ser humano se conozca a sí mismo, y por tanto, que evolucione.

¿Cómo responde la masonería?

Con educación, estudio, reflexión y diálogo. La logia es, ante todo, una escuela de pensamiento, donde se cultiva el conocimiento simbólico, histórico, filosófico y moral. El masón se entrena para dudar, investigar y aprender continuamente, como antídoto permanente contra la ignorancia.

Impacto social y filosófico:

Una sociedad ignorante es fácil de manipular, de dividir, de someter. Combatir la ignorancia no es elitismo, es un acto de liberación. Por eso, la masonería ha estado históricamente vinculada a movimientos educativos, científicos y culturales que promueven el pensamiento libre.

2. El fanatismo: la ceguera de la certeza absoluta

El fanatismo —ya sea religioso, político, ideológico o cultural— nace del miedo a lo diferente y se alimenta de verdades únicas e incuestionables. Es el enemigo de la tolerancia, la razón y el diálogo, tres pilares esenciales del pensamiento masónico.

¿Cómo responde la masonería?

Con tolerancia, pluralismo y fraternidad. En la logia se reúnen personas de distintas creencias y visiones, bajo el compromiso de respetarse y escucharse. El fanatismo no sobrevive en un espacio donde se aprende a pensar, no a obedecer.

Impacto social y filosófico:

El fanatismo destruye puentes, crea muros, y genera violencia. Frente a esto, la masonería propone la unidad en la diversidad, como una forma superior de convivencia y evolución humana. No se trata de que todos pensemos igual, sino de que aprendamos a pensar juntos.

3. La tiranía: el poder sin conciencia

La tiranía puede vestirse de muchas formas: dictaduras políticas, autoritarismo religioso, control económico o manipulación mediática. Se basa en el uso del poder para dominar en lugar de servir. Niega la libertad, y por tanto, niega la dignidad del ser humano.

¿Cómo responde la masonería?

Con la defensa de la libertad, la soberanía del individuo y el derecho a la autodeterminación. La historia demuestra que la masonería ha sido perseguida por regímenes totalitarios precisamente porque enseña a los ciudadanos a pensar, actuar y decidir por sí mismos.

Impacto social y filosófico:

Una sociedad libre es una sociedad con ciudadanos conscientes. La masonería, al formar hombres y mujeres libres, se convierte en un obstáculo natural para cualquier forma de tiranía. No desde la confrontación directa, sino desde la construcción silenciosa y constante de seres humanos con criterio propio.

Reflexión final: La lucha es interior… y colectiva

Estos tres enemigos no están sólo en el mundo externo; también habitan dentro de nosotros. Cada masón debe enfrentarlos en su propio templo interior. La lucha contra la ignorancia, el fanatismo y la tiranía es una batalla diaria que se da en el pensamiento, en la conducta, en las decisiones que tomamos como ciudadanos.

Pero también es una lucha colectiva. Una logia no puede ser un refugio que se aísla del mundo. Debe ser una antorcha encendida que, sin imponer, ilumina. Que no combate con violencia, sino con verdad, con coherencia y con ejemplo.

Porque cuando estos tres enemigos ganan terreno, la humanidad retrocede. Pero cuando se les enfrenta con valor, sabiduría y fraternidad… entonces, como en los viejos rituales, se abre paso la luz.

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