Las Logias “Wannabe”


 

Clubs elitistas disfrazados de iluminados

Por un Hermano con el mandil curtido y la paciencia agotada

“¡Bienvenido al círculo secreto de sabiduría ancestral! Solo hoy: inicia por $999…”

No, no es broma.
Ese fue el anuncio que me salió entre videos de recetas veganas y perritos bailando salsa en TikTok.

Una “sociedad iniciática” moderna que promete revelarte “el verdadero secreto de los templarios”, “la fórmula universal del éxito”, y de paso, desbloquear tus chakras… con solo pagar una suscripción mensual y repetir 33 veces al día que eres un “ser de luz multidimensional”.

Y uno, que lleva décadas en la búsqueda de la verdad, con libros, silencios, reflexiones, rituales y lágrimas (sí, también se llora en el Templo)… se queda viendo la pantalla como quien encuentra una escuadra tatuada en la espalda de un influencer: con ternura, pero también con lástima.

¿Qué son estas “logias wannabe”?

Son esos grupitos disfrazados de profundidad, que se arropan con símbolos, nombres rimbombantes y frases esotéricas sacadas de Google Traductor, y que te venden “sabiduría ancestral” en cuotas mensuales.

Dicen estar “inspirados por la masonería” pero en realidad están más cerca del marketing multinivel que del método iniciático.
Te hablan de “los 33 secretos del universo” pero no saben ni cómo se usa un compás sin pincharse un dedo. Y si les mencionas a Hiram Abif… creen que es una marca de garbanzos.

¿Por qué funcionan?

Porque venden lo que muchos hoy quieren:
✨ Sentido sin esfuerzo.
💸 Status sin mérito.
📜 Mística sin contenido.
📱 Y pertenencia… a un club donde no hay que trabajar en la piedra bruta, solo pagar la cuota Premium.

Y ojo, no es que estemos en contra del crecimiento personal.
¡Faltaba más! Los verdaderos masones sabemos que uno no entra a la Orden para figurar, sino para transformarse.
Pero estos “círculos de sabiduría” no buscan la transformación interior: buscan clientela.

¿Son peligrosos?

Sí… pero no por lo que dicen. Sino por lo que no entienden.

  1. Trivializan símbolos milenarios, vaciándolos de todo sentido.

  2. Confunden a la gente, mezclando esoterismo barato con misticismo de autoayuda.

  3. Se apropian del lenguaje masónico para vender humo, credenciales falsas o “grados honoríficos” que no sirven ni para sujetar la puerta.

Y lo peor: a veces logran influir más en la juventud que una logia seria. Porque en lugar de silencio, ofrecen show. En lugar de reflexión, espectáculo. En lugar de enseñanza, likes.

¿Qué podemos hacer los masones reales?

Primero, no caer en la tentación de imitarlos.
Si llenamos nuestras logias de frases vacías, pompa innecesaria o elitismo disfrazado de “alto grado”, no seremos muy distintos a ellos.
La verdadera masonería no se grita, se vive.

Segundo, hablar con claridad.
En blogs, en redes, en cafés y en calles. Explicar que no somos una secta ni un club de millonarios, ni una sociedad secreta con túneles debajo del Vaticano. Somos hombres y mujeres que trabajamos en nosotros mismos para ser mejores y ayudar a construir una sociedad más justa.

Y tercero, recordarle al mundo que el secreto masónico no se compra ni se vende. Se gana. Con esfuerzo, humildad y tiempo.

Cierre de Taller (pero con sarcasmo)

Así que la próxima vez que veas un anuncio de una “logia online” que promete revelarte “el código de los iluminati ancestrales” con un curso exprés y un PDF descargable…

…haz lo que haría un verdadero masón:

Respira profundo, suelta una risa interna, y sigue puliendo tu piedra.

Porque al final, mientras ellos venden humo…
nosotros seguimos construyendo templos.

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